Contrario a lo que a menudo se cree, la historia de los paneles solares no es un descubrimiento reciente y se remonta mucho tiempo atrás en el pasado. De hecho, en 1839, el fenómeno fue descubierto por el físico francés Alexandre Edmond Becquerel. Él fue el primero en convertir la energía de la luz solar en electricidad, demostrando que ciertos materiales expuestos a la luz natural producían pequeñas cantidades de electricidad. Así nació el principio fotovoltaico, y comenzó la historia de los paneles solares.
Posteriormente, científicos continuaron investigando y estudiando para desarrollar aún más este descubrimiento y hacerlo verdaderamente productivo y rentable a largo plazo. Sin embargo, los esfuerzos en este campo no dieron resultados por mucho tiempo, ya que la producción de energía fotovoltaica seguía siendo demasiado baja e interesaba solo a laboratorios para aplicaciones experimentales y marginales.
A pesar de un frente de investigación relativamente amplio, tomaría casi 100 años para que el fenómeno fotovoltaico fuera realmente profundizado y explorado. Fueron tres investigadores estadounidenses, Pearson, Prince y Chapin, quienes en 1954 desarrollaron la primera célula fotovoltaica real hecha de silicio, que producía suficiente energía para ser utilizada, con una eficiencia del 6%.
Apoyados por el inicio de la industria espacial (que buscaba nuevas fuentes de energía para alimentar satélites) y la Guerra Fría (durante la cual ambos bandos querían mejorar las técnicas de espionaje), el descubrimiento fue un gran éxito. El sector militar, motivado por el atractivo de una fuente de energía confiable y constante, financió la costosa investigación que lo acompañó, lo que aceleró significativamente las cosas. En 1958, se lanzaron al espacio los primeros satélites alimentados por energía solar y demostraron su valía.
En ese momento, cabe señalar que el costo de producción era muy alto y, por lo tanto, no permitía el uso común del sistema fotovoltaico. Pero los investigadores no se rindieron y en la década de 1970, Elliot Berman logró diseñar una célula hecha de materiales mucho más baratos. Fue a partir de ese momento que el sistema de energía fotovoltaica se volvió aprovechable, para uso más común y rentable.
En la actualidad, las aplicaciones experimentales se multiplican a gran velocidad, con los investigadores esforzándose por aprovechar al máximo esta nueva y prometedora fuente de energía. En 1973, en la Universidad de Delaware, se desarrolló la primera casa alimentada por células fotovoltaicas, la máxima fantasía de los consumidores conscientes del medio ambiente. En 1983, un vehículo recorrió 4.000 kilómetros, alimentado únicamente por energía solar, y una vez más, el futuro se ve más limpio y ecológico, gracias a la energía solar y los famosos paneles solares...
Finalmente, fue en 1995 cuando Japón y Alemania desarrollaron sistemas de techo fotovoltaicos conectados a la red general, que son más o menos similares a los que conocemos hoy en día. Sin embargo, todavía tomaría hasta 2001 para que este tipo de instalación se generalizara, a costos accesibles para el público en general.